El Principio de Arquímedes

9 únicas funciones

viernes y sábados 20:00

domingos 18:00

desde el 3 de mayo de 2019

Un drama burgués

El ejercicio de la contemporaneidad, en el teatro y en otros muchos aspectos de las artes, exige de una gimnasia de implicación con el otro.

Más allá de la robinsonada posmoderna, el valor de la palabra individual del artista es, ante todo, la posibilidad de que ese creador, como persona, responda a un entorno que lo constituye irremediablemente, como un imperativo trágico. Caso de obviar el rigor de la historia y de la situacionalidad geográfica e intelectual, el artista se convierte en un muñeco inflable para el placer de quien lo compre, merced al mal contemporáneo: la autoreferencialidad. Ingnorancia y devastación.

Vídeo realizado por Kilokit para la primera temporada

El Principio de Arquímedes se escribió en 2011, mucho antes de que podamos imaginar que en nuestro medio, un caso similar nos hiciera siquiera pensar en la posibilidad de su acontecer. Esa autoreferencialidad, como sociedad, como comunidad, ha marcado un panorama tristemente parecido, el de una sociedad crispada y paranoica, que rechaza los instrumentos del contrato social que la rige y construye día a día; la sociedad del miedo, el oscuro rincón de la mente donde somos un pequeño ratoncito que llora de pavor ante nuestros más terribles sueños.

Somos eso, roedores de nuestros días, platos del banquete de los depredadores del capitalismo.

Y estos actores, felinos.